Fundación Rotary Club de Las Palmas de Gran Canarias

La historia del RC de las Palmas es, al igual que en el resto del mundo rotario, una historia de relaciones personales y de amistad entre personas con iniciativa, compromiso social y capacidad de gestión que posibilita llevar a cabo un gran número de proyectos y actividades. Por razones obvias, a la hora de hacer el relato, vamos a basarnos en el relato de las actividades realizadas y, por hacerlo de manera ordenada, lo haremos año a año con nuestra peculiar forma de organizar la vida en Rotary: de 1 de julio a 30 de junio.

Los primeros años de los clubes rotarios son siempre difíciles; los socios se incorporan con interés pero un tanto desorientados, aún no se ha desarrollado entre ellos el suficiente conocimiento mutuo, las relaciones personales que se establecen comienzan a generar la identidad propia de su club mientras tratan de aprender lo más posible de la Asociación a la que pertenecen. Ayuda contar con rotarios veteranos entre sus filas. En nuestro club, una figura clave fue James Stuart Jolly “Mister Jolly” que, buen conocedor de Rotary, ofreció siempre su orientación e impuso, una auténtica -en el buen sentido- “disciplina inglesa” en las reuniones.  Veremos en el relato de actividades de nuestro club que hay años con muy poca información, ello se debe a lagunas en los registros del club, propios, como decíamos, de la inexperiencia de los primeros años.

Además de los proyectos que detallaremos, es práctica habitual de los clubes rotarios otorgar distinciones “Paul Harris” a socios destacados por su trabajo y dedicación o a otras personas colaboradoras. Cada distinción Paul Harris lleva aparejada una donación de 1.000 dólares a la Fundación Rotaria para proyectos benéficos en todo el mundo. Nuestro club ha otorgado unas 90 distinciones Paul Harris por lo que ha donado, por ese concepto, 90.000 dólares a la Fundación Rotaria.

Un último apunte: los clubes rotarios son en gran medida facilitadores, coordinadores que aúnan voluntades de muchas personas; proponen actividades de recaudación de fondos para diversos proyectos, pero dependen necesariamente de la sociedad de la que forman parte, tanto para recoger ideas de posibles proyectos, como para obtener el generoso y desinteresado apoyo de un gran número de empresas y particulares, filantrópicos colaboradores que hacen posible que los rotarios podamos alcanzar el éxito en nuestros proyectos. Desde aquí va, para todos ellos, nuestro más sincero agradecimiento.

LA AVENTURA DE SER ROTARIO EN GRAN CANARIA 

Puede parecer una exageración. Pero no lo es: ser rotario en Gran Canaria tiene algo de aventura… ¡Ya lo verán si siguen leyendo con atención!. 

Un director de orquesta de Alemania, un pastor anglicano de Inglaterra, un jubilado portugués, un empresario de Luxemburgo, un médico alemán, una funcionaria de Finlandia, otro profesional de Suecia…, son sólo ejemplos de personas -miembros de Clubs Rotary de todo el mundo- que vienen habitualmente a las Islas por viajes de trabajo o turismo y que participan de nuestras reuniones del Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria que el 9 de noviembre de 2018 celebró el 85 Aniversario de su fundación. 

Hoy son muchos los Clubs que se extienden por todas las Islas Canarias y que tiñen de «internacionalidad» y «hermanamiento entre los pueblos» el trabajo y la amistad de los rotarios isleños. 

Una semana más -en 1982- durante la guerra de Las Malvinas, la mesa y mantel del RC de Las Palmas de GC acogió a un rotario argentino y otro británico junto con los socios del Club de Las Palmas. Mientras en el Archipiélago lejano de Las Malvinas rugían los cañones y se multiplicaban las bajas de guerra entre argentinos y británicos, esos dos rotarios delante de sus compañeros de Las Palmas se dieron un abrazo y estrecharon sus manos en señal de sincera amistad y como expresión de la deseada paz que en unos meses llegó a esas frías islas. Es una anécdota de las muchas que se podrían contar para expresar cual es el espíritu que ilumina a los rotarios grancanarios, a los de Australia o Nigeria… 

10 banderas internacionales ondean en el Parque de las Naciones del Parque de Santa Catalina, como símbolo de la paz y hermanamiento de los pueblos y vuelven a ser izadas, con solemnidad, y en viva expresión de ese hermanamiento internacionalista que propaga el «credo» rotario… unas veces en los aniversarios del RC de Las Palmas de G-C., otras veces con motivo de los Días Mundiales de la Paz que Rotary  o en la celebración del aniversario de la fundación de Rotary los 23 de febrero o bien con motivo de la los CAMP internacionales que en los veranos se celebran por iniciativa del R.C. de Maspalomas en su Universidad de Verano con el apoyo desde su inicio de nuestro club. 

El Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria se organizó y fue fundado el 9 de noviembre de 1933 y fue el primero en establecerse en las Islas Canarias, habiendo iniciado de forma estable sus actividades en 1934, con reuniones quincenales en su sede social del entonces Hotel Metropol (actual edificio de oficinas municipales del Ayuntamiento). Su Carta Constitutiva lo acredita dentro de Rotary desde el 12 de febrero de 1934. Fundado en 1933, 28 años después de que fuese fundado Rotary en Estados Unidos por Paul Harris el 23 de febrero de 1905. El R C de Las Palmas de Gran Canaria es uno de los más antiguos del mundo, pues el de Madrid (fundado en 1920), fue el primero de Europa continental. El promotor del Club de la capital Grancanaria fue Miguel Martín-Fernández de la Torre, a instancias de su hermano mayor Néstor, pintor modernista y escenógrafo, máximo representante del simbolismo español, junto a Diego Cambreleng Mesa, Vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria en 1929, antiguo compañero de la época de la residencia de Estudiantes, en Madrid, y colega de este, Rafael Cabrera Suárez (primer presidente del Club). Juntos abordaron las tareas de fundación y puesta en marcha del Club de Las Palmas, hasta su reunión para dejar organizado el Club el 9 de noviembre de 1933.  

La crisis económica internacional había obligado a Néstor a cerrar su estudio en París y volver a Gran Canaria. Su reciente éxito en Madrid con la dirección del Cortejo Regional Canario en el 3º Aniversario de la república, supuso el reconocimiento por sus paisanos, su decisiva conversión al resurgimiento de los elementos populares canarios y a plantearse para Canarias una política turística que denominó «tipismo». Néstor coincidió, en su búsqueda de apoyos a estas ideas con el desembarco y gran desarrollo de Rotary en España y quiso contar con sus valores de camaradería, ética, servicio y modernidad que deseaba para sus Islas. Eran amigos suyos los socios del RC de Madrid Juan Francés, Verdugo Landi, José Pinazo y Marceliano Santamaría. Miguel Martín-Fernández de la Torre que había terminado sus estudios de Arquitectura de Madrid, fue en Gran Canaria, y junto a José Enrique Marrero Regalado en Tenerife, representante de la arquitectura racionalista y del movimiento neo-canario. Colaboró en profunda unión con su hermano Néstor en el desarrollo del «tipismo», ayudando a encontrar la forma de conseguir plasmar, plásticamente, los elementos de la arquitectura tradicional canaria. Fue promotor del Sindicato de Actividades Turísticas y realizo casi millar y medio de proyectos destinados a embellecer y promocionar el turismo en Gran Canaria  

El Club de Las Palmas de GC, en su arranque, solo gozo de dos años y medio de muy fecunda vida, manteniendo una colaboración con el Club creado también en Tenerife poco después del de Las Palmas de Gran Canaria. El 25 de marzo de 1935, Néstor -socio del Club, como su hermano- acudió, por ejemplo, al Rotary Club de Tenerife a dar una conferencia donde expuso detalladamente su teoría del «tipismo canario» y sus proyectos para atraer el turismo. Los Clubs de Las Palmas y el de Tenerife mantuvieron una estrecha colaboración. El de Tenerife fue promovido por Miguel Marrero Regalado -amigo y colega de Néstor- y Faustino Martín Albertos.  

El Club de Las Palmas fue un club selecto, influyente y de cultivo de valores de amistad y modernidad en lo social. Sabemos por las actas del Club de Las Palmas de GC, de sus reuniones, quienes eran sus miembros, sus actividades, su preocupación filantrópica para ayudar a resolver problemas humanitarios y sociales, la promoción de valores cívicos, el apoyo a la infancia etc. Conocemos además de otras realizaciones como la promoción por iniciativas personales de miembros rotarios del Club de la oficina de Turismo del Parque de Santa Catalina, el Parador de la Cruz de Tejeda, el Pueblo Canario, el Real Club de Golf de Bandama, la Unión Deportiva Las Palmas, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Cabe destacar también -en los primeros tiempos del Club-: el Gran Espectáculo Regional (23 diciembre de 1934); ensayo general del «tipismo» en el Baile de Fin de Año organizado en 1934; la Primera Cabalgata de Reyes (1936) y la Fiesta Pascual de la Isla (25 de diciembre de 1937). Como ha dicho Arturo Estébanez: «Tres plazas, dos calles y dos monumentos en Las Palmas de Gran Canaria, junto con el nombramiento de Hijo Predilecto a Néstor y su multitudinario entierro el 7 de febrero de 1938, dan fe del espíritu de servicio de los rotarios de este primer Club de Las Palmas». 

Tras un paréntesis en su actividad debido a la guerra civil española el Club de Las Palmas de Gran Canaria se refunda en los años 80 siguiendo el espíritu con que nació, siendo presidida la primera Junta Directiva del Club refundado por Diego Cambreleng (fundador del Club en su primera época), con Pedro Guerra Suárez como vicepresidente y Guillermo López Pérez Marín como secretario. Figura clave en el Club fue James Stuart Jolly Míster Jolly que, buen conocedor de Rotary, ofreció siempre su orientación e impuso -en el buen sentido- «disciplina inglesa» en las reuniones. Hijos de antiguos rotarios fundadores del Club en su primera época desde 1933, tomaron el testigo en la refundación aportando savia nueva al mismo ideario.  

JAMES STUART «JOLLY»

James Stuart Jolly, nació en Escocia  y vino a Canarias, trabajando –entre otras compañías– como Inspector de Buques de la Lloyds Register Shipping. Ingeniero Naval, desplegó su actividad profesional en nuestro Puerto de La Luz y de Las Palmas siendo un gran valedor del mismo y de las cosas de nuestra tierra. 

Pronto se dejo querer por sus amigos canarios y la naciente colonia británica (que centraba su actividad profesional en el Puerto con explotaciones industriales y de comercio internacional). Su carácter laborioso, afable y servicial le hacía no guardar distancias con la gente que le conocía como Mr Jolly.  Incluso se mostraba cercano de clases sociales distintas a la suya –en una sociedad donde las diferencias marcaban a las personas -y cualquier problema que estuviese en su mano resolver lo solucionaba, no importándole la extracción social de su beneficiario. He oído comentar a un amigo suyo que su afán de servicio le llevaba a atender incluso los domingos, siniestros o pequeños accidentes de buques del puerto que no rehusaba peritar aunque fuese momento de su descanso. Cambiaba su coche para ir a misa los domingos por el de diario y acudía al Puerto para atender cualquier contingencia. 

La Armada Española le concedió la Cruz del Mérito Naval. Y también el 25 de mayo de 1995 la iniciativa de la Autoridad Portuaria y el Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria confluyeron para inaugurar una plaza en el Puerto de La Luz y de Las Palmas, denominada “Mr. Jolly”, con un monolito en su memoria. Siendo Presidente del Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria Miguel Bitar, tanto él como el resto de las autoridades (Anastasio Travieso, Emilio Mayoral, entonces alcalde de Las Palmas de Gran Canaria) en sus discursos glosaron su figura de rotario y su vinculación al Puerto.  

En una mañana espléndida y soleada, con la nueva Plaza de “Mr. Jolly” engalanada de banderas internacionales estuvieron presentes el hijo y la hija de Mr. Jolly que vinieron ex profeso de Inglaterra al homenaje de su padre. Como dijo en su discurso el entonces Presidente del Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria Miguel Bitar: Nadie mejor que él pudo compaginar sus enormes responsabilidades profesionales como delegado de la Cia aseguradora Lloyd´s   con un activismo altruista y desinteresado al servicio de los más débiles. Jamás negó su apoyo a una persona en dificultad. Jamás una injusticia le dejó indiferente. Aparte de ganarse el cielo –continuaba en su discurso Bitar– Mr Jolly ha ganado este pedazo de obsequio en esta isla tan afortunada.  También el Puerto denominó uno de sus barcos (desgraciadamente hundido en un accidente)  con su nombre. ¡Si no fuese por la costumbre no escrita de no volver a re-denominar barcos hundidos, seguro que Mr Jolly ornaría con su nombre otro buque! . 

Quizá este afán de servicio le vino –aparte de su profundo sentido religioso– de sus vivencias como rotario pues perteneció en su Escocia natal al Rotary Club antes de llegar a Canarias. Su vida de benefactor de tanta gente y de las actividades del primer Rotary canario, le hizo lograr la máxima distinción rotaria  del Paul Harris  que se le concedió a petición  del Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria,  

Profundo conocedor de lo que era Rotary, pues lo había vivido en su país de nacimiento, supo transmitir a los nuevos rotarios de Las Palmas los valores sobre todo de servicio, como su sentido de la disciplina y el orden. Socios del Club actual  han comentado de esa época que quizás ellos valoraban más los vínculos de amistad que viven los rotarios y como tendían a la informalidad y sentido campechano hasta en los horarios para realizar las reuniones. Pero siempre Mr. Jolly acaba imponiendo el orden y la puntualidad. Muy propios también de su rigor como profesional. 

El 25 de mayo de 1985 fallecía este singular inglés que dejó su impronta en Gran Canaria después de más 40 años de trabajo. Fue una perdida muy sentida por sus amigos, las personas que mantenían relación profesional con él en el Puerto y muchas personas e instituciones objeto de su vida de “profunda y sólida caridad cristiana” que vivió con gran naturalidad y a veces ingenio. 

Tenemos que recordarle también cuando con motivo de un temporal encalló en las escolleras de la Avenida Marítima  –cerca del Pérez Galdós— una gabarra. Técnicamente no hubo forma de rescatarla de los tetrápodos en que quedó varada y, finalmente,  sólo se pudo desguazar. Mr. Jolly pidió permiso a las autoridades del Puerto para rescatar su combustible –de forma que además no se derramase en nuestro litoral costero- su petróleo. Organizó el trasvase del combustible y el producto de su venta (entonces una importante cantidad de dinero) y lo destino a la Ciudad de San Juan de Dios. 

Ayudó a muchas instituciones asistenciales y religiosas como a las Hermanas Oblatas de Ciudad Jardín o al Internado de Nuestra Señora de Fátima. ¡Una vida que dejo huella en la sociedad grancanaria, en el Puerto y en la vida del Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria!. 

El Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria donó también cuatro toneladas de papas a la Ciudad de San Juan de Dios a través de otro rotario, Francisco Llerandy. Ya Mr. Jolly había abierto un fecundo camino de colaboración con la popular obra asistencial de El Lasso que luego tuvo su continuidad en años siguientes. 

Por medio de Mr. Jolly el Rotary Club de Las Palmas realizó también gestiones e diversos hospitales y con especialistas en Gran Bretaña, para la colocación de unas prótesis de brazo entero a una joven canaria, huérfana de padres, y acogida en san Juan de Dios. Mr. Jolly consiguió que le fabricasen las prótesis en Inglaterra y traslado a la jovencita a Inglaterra para educar su implantación ortopédica. A la joven, como si fuese su hija, y a su acompañante se alojaron durante seis meses en su casa de Escocia, pagándole clases de inglés y ocupándose de todas sus necesidades. Leemos un titular del periódico de época de  30 de noviembre de 1983: “Un millón (de pesetas) para ponerle brazos a Beatriz”. Debajo de la foro de Mr. Jolly y Beatriz seguimos leyendo: “El Club de Rotarios de Las Palmas prepara dos rifas para conseguir los fondos con los que en Inglaterra le pondrán dos prótesis”. Estas dos sintéticas frases resumen la actividad de los rotarios y la gran implicación de Mr. Jolly para conseguir que esta niña mejorase sus condiciones de vida. 

Para finalizar un apunte curioso  más sobre James Stuart Jolly. Fue –y mucha gente no lo sabe—el padre de “Moby Dick”… John Huston rodó su famosa película en Gran Canaria. Se encargó a una empresa del Puerto de La Luz y de Las Palmas que hicieran una gran maqueta de una ballena. Se confeccionó el esqueleto  de madera cubierto de goma. La empresa encargada del trabajo fue la Compañía Carbonera de Las Palmas, perteneciente a la Casa Miller. El taller en el que se fabricó estaba dirigido por James Stuart Jolly. 

Tres fechas del calendario, cada 10 años después de su muerte, han servido en el Rotary Club para recordar la figura del ilustre rotario escocés. La primera –antes mencionada— con sus hijos venidos del Reino Unido, siendo Presidente del Club el empresario de origen libanés Miguel Bitar (desde hacía muchos años afincado en Canarias).En esa ocasión se realizó una ofrenda floral en su plaza del Puerto de La Luz y de Las Palmas. La siguiente fue el 25 de mayo de 2005 en que se volvió a realizar otra ofrenda floral a  Mr Jolly (al cumplirse 20 años de su muerte), siendo Presidente de Rotary Club de Las Palmas de G.C., Juan Vicente Sánchez-Araña, en su Plaza del Puerto. Diez años después, a los treinta años del fallecimiento de Mr. Jolly después, se volvió a realizar una ofrenda floral ante su monolito en la Plaza de Mr. Jolly del Puerto, organizado por el Rotary Club, siendo Presidente del Club José Miguel Gonzalo con la participación del Puerto y Delegación de Gobierno y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Esta vez, Gonzalo quiso que participasen los otros dos presidentes, Bitar y Sánchez Araña. Los tres presidentes –que en los últimos treinta años habían “homenajeado” al antiguo socio y compañero–, identificaron con su presencia en ese acto la unidad y continuidad del Club así como el afecto y compañerismo entre los socios que es nota distintiva del rotarismo. 

 

ALIANZA ROTARIA

El Club Rotary, simbolizado por la rueda rotaria que se abre a todos en todas las direcciones acogió –inicialmente en su fundación- a casi medio centenar de miembros, profesionales de la sociedad canaria y extranjeros residentes en la Isla que participaban de ideales de camaradería y se ilusionaban en la promoción de los valores cívicos, sociales y asistenciales. Hoy podemos decir, que ya son, centenares o millares los socios y amigos de clubs rotarios en las Islas. Y lo más importante: en el de Las Palmas de Gran Canaria se sigue respirando el ambiente que movió su fundación: desde organizar y embellecer la ciudad (escultura de la Alianza Rotaria situada en el cruce de Juan XIII con la Avenida Marítima; Plaza de las Naciones en el Parque de Santa Catalina; la Marquesina del Puerto, etc.) y promocionar su resurgimiento, hasta crear atracción turística como fuente de riqueza de Gran Canaria…  

La Alianza Rotaria de la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria fue obra del escultor Facundo Fierro quien dono su trabajo al Club de forma altruista para a su vez los rotarios entregárselo a la ciudad. Fierro, ese año 1999 recibió de Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria el Premio Humanidades José Joaquín Díaz de Aguilar junto  a la hermana Eva Rodríguez, superiora del asilo de Ancianos. 

ANTIGUA MARQUESINA

El Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria insistió durante varios años en la necesidad de recuperar la antigua “Marquesina” del Puerto, en el Muelle de Santa Catalina, por la que accedieron a la ciudad miles de pasajeros desde 1917. Ramón Ramonell y Obrador, entonces director técnico del Puerto, fue el autor del proyecto. Este se llevó a cabo por impulsó de la “Sociedad de Fomento del Turismo”, presidida por Carlos Navarro Ruiz (cronista oficial). La realidad era que a principios del siglo pasado llegaban más de 200.000 pasajeros al año al Puerto de La Luz y de Las Palmas y la nueva “Marquesina” se convirtió en una magnífica y digna entrada a la isla de Gran Canaria, llegando a recibir –ya en sus mejores tiempos–  cerca del medio millón de viajeros por año. 

Antes de derruirse una de las fotos más populares fue la de la llegada de personajes históricos como el Primer Ministro británico Sir Winston Churchil que en febrero de 1959 arribaba con el armador griego Aristóteles Onassis, quienes habían llegado a bordo del famoso yate “Christina” que quedó fondeado en la bahía frente a la playa de las alcaravaneras. 

La “Marquesina” fue derruida en 1965 para realizar obras en el Puerto. Con posterioridad a esas obras se realizó la ampliación de tramo VI de la Avenida Marítima con la que se concluyeron las obras de la misma, culminando con el desarrollo del intercambiador de transportes del Parque de Santa Catalina y la cesión de unos terrenos cercanos por la Armada, frente a lo que hoy es el denominado Muelle de Cruceros. 

Desde 1965 no se había perdido el recuerdo de la “Marquesina” pese a las profundas transformaciones urbanísticas de esa zona del Puerto. El Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria que desde su fundación había sido muy sensible impulsor de obras públicas de mejora ciudadana en la capital de Gran Canaria así como la recuperación de valores artísticos y arquitectónicos de la ciudad, tras numerosas gestiones y con la “complicidad” de la Autoridad Portuaria logró que en 2009 se reconstruyese, con similitud de materiales y formas, para ser fieles a la “pequeña historia” de nuestro Puerto, la antigua “Marquesina”. Ligeramente desplazada de su primitiva ubicación luce hoy en la entrada de la ciudad desde el Puerto por donde acceden millares de cruceristas y viajeros dando dignidad a esta “puerta” de Las Palmas de Gran Canaria. 

Por ese motivo en 2015, siendo Presidente del Club José Miguel Gonzalo, con presencia del Gobernador Andrés Barriales, autoridades militares y de la marina, alcalde de la ciudad, Vicepresidente del Cabildo, Presidente de la Autoridad Portuaria y representaciones de todos los clubs rotarios de Gran Canaria se descubrió una placa conmemorativa de esta iniciativa de Rotary de recuperar para la ciudad esta “Marquesina”. En 2018, la Autoridad Portuaria autorizó –siendo Presidente del Club Alfredo Herrera González- la puesta de dos ruedas rotarias en la parte que da al mar y en la de tierra que fueron instaladas en 2019 en el trascurso de otro emotivo acto expresión de “cariño” de los rotarios a su ciudad y puerto. 

CONFERENCIA “80 AÑOS DE SERVICO ROTARIO EN GRAN CANARIA”

El cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria y destacado miembro de la Real Sociedad Económica y de Amigos del País, Juan José Laforet, fue invitado por el Presidente del Club, José Miguel Gonzalo, en el acto conmemorativo del 80 aniversario del Club pronunciando una lección o conferencia a los postres del almuerzo celebrado en el Hotel Santa Catalina. La conferencia se tituló “80 años de servicio rotario en Gran Canaria”. Por su interés y por constituir un magnífico breve resumen de la historia del Rotary Club de Las Palmas, así como lo que es el núcleo central del ideario rotario recogemos su texto: 

“En el año 1831  el célebre pensador, político, jurista e historiador francés Alexis de Tocqueville  fue enviado por el gobierno galo para analizar el sistema penitenciario norteamericano. Llegado a Nueva York en mayo, pasó nueve meses viajando a través del país, observando no solamente las prisiones sino muchos otros aspectos de la sociedad norteamericana, unas observaciones que recopiló en su célebre obra “La Democracia en América”, de la que destina el segundo tomo a resaltar la influencia que la democracia ejerce sobre la sociedad civil, es decir, sobre las costumbres, las ideas y la vida intelectual, a muy diversos aspectos sociológicos, entre los que destaca, como un elemento constitutivo sustancial de aquella joven sociedad y democracia, la capacidad de los ciudadanos para agruparse en los más diversos e inesperados motivos y fines, lo que le daba una capacidad de iniciativa y de movilidad social inimaginable en la Europa de entonces, algo que sin duda contribuiría enormemente al desarrollo y el progreso de aquella nación.  

No es de extrañar que no muchas décadas después –bien mirado ¿Qué son 74 años para la historia de la humanidad? –, fuera en ese mismo país, en el bullicioso y floreciente Chicago de 1905, donde se creara esta institución, el Rotary Club, el primer “club de servicio” del mundo, para, desde el mismo “…espíritu amistoso y cordial del que habían gozado en sus pueblos de origen…”, y tener a “…la amistad como ocasión de servir…”, y hacer su máxima del “…aprecio de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en servicio de la sociedad…”, algo con lo que  podrían incidir en el mismo espíritu de superación de una sociedad que no debe esperar que nadie venga en su rescate, sino que debe, y puede, poner los medios para avanzar por su propio esfuerzo. 

Las Palmas de Gran Canaria, en el proceso de modernización y progreso que ambicionó, se propuso y afrontó a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando le fueron favorables las condiciones materiales y económicas, Ley de Puertos Francos, construcción de un gran Puerto en la Bahía de Las Isletas, fomento de su posición estratégica en el Atlántico y presencia de industrias y empresas británicas, introducción de nuevos cultivos, cochinilla, plátano, tomate, tabaco, mejoras en infraestructuras urbanas y servicios públicos, etc…, no fue en nada ajena a aquel mismo espíritu cívico, de inquietudes asociativas, que significaron una permanente inmersión de la ciudadanía, o al menos de una parte significativa de ella, a través de un creciente y dinámico proceso asociativo, en agruparse en todo aquello que redundaba y era imprescindible para el desarrollo no sólo económico y social, sino cultural y artístico, de una ciudad que podía ser perfectamente, como la definió en 1910 el influyente periodista grancanario Francisco González Díaz, una verdadera “Niza del Atlántico”. Estoy seguro que si Alexis de Toqueville hubiese viajado a Gran Canaria en algún momento de aquella pujante época, hubiese observado algo similar en la sociología insular grancanaria, al menos en unos parámetros de verdadero interés. 

El desarrollo que Las Palmas de Gran Canaria alcanzó a partir de aquella segunda mitad del siglo XIX y extendió en las primeras del siglo XX, incluso el devenir de su propia historia local, de su historia cívica, vecinal, hoy no se entiende sin adentrarnos en la historia de sus instituciones civiles que, con su aparición y presencia, marcaron en muy diversa medida el acontecer de la ciudad y de sus habitantes. Paso a paso, en aquella senda de debate y brazadas en pro de la modernización de la ciudad,  fueron surgiendo la Real Sociedad Económica de Amigos del País, el Gabinete Literario, la Sociedad Filarmónica, El Museo Canario, el Círculo Mercantil, el Club Las Palmas, el Real Club Náutico, entre otras muchas hoy desaparecidas, sin cuya opinión y apoyo pocas cosas se hacían; como también la propia extensión de la ciudad, especialmente en el Puerto de La Luz propició la aparición de otras como la Sociedad El Recreo ó el Real Club Victoria, o la presencia de comunidades foráneas, como la británica, fomentaron la creación del “Club Inglés” y del Real Club de Golf de Las Palmas, aunque muy pronto, como se verá en la década de los treinta del siglo pasado, ya existirán otras como el “Centro Gallego”, la Sociedad Arábiga y la Asociación de Nacionales de Palestina. 

 Aquella década de los treinta fue también fecunda en la aparición de muchísimas asociaciones que daban cauce a muchas de las inquietudes, aspiraciones, ideales, aficiones, que señalaban la presencia de una población nueva, de aires mucho más cosmopolitas, y aunque hoy muchas de ella hayan desaparecido su recuerdo es de enorme valor para comprender mucho mejor el espíritu y la idiosincrasia que definía ya entonces a la sociedad de Las Palmas de Gran Canaria. Sociedades deportivas de muy diverso tipo, automovilísticas, aeronáuticas, náuticas, culturales, recreativas, políticas, sindicales, religiosas, que sería imposible mencionar aquí ahora en su totalidad, aunque si recordaría, como ejemplos elocuentes, algunos casos como la constitución de un Club de Tenis” en Santa María de Guía y la del “Círculo Rehoyano”, en el incipiente Barrio de Las Rehoyas, entonces Municipio de S. Lorenzo,  en 1935, así como en los mismos años que surgiría Rotary se constituirían en Las Palmas una Sociedad Insular de Alpinismo, la Asociación Provincial de la Prensa Diaria, que se sumaba a la Asociación de la Prensa de Las Palmas, que se había fundado en 1898, una Asociación de Pescadores Deportivos ó una Asociación de Consumidores de Agua y Electricidad, sin olvidar la aparición del Sindicato de Iniciativas y Turismo –hoy Centro de Iniciativas y Turismo–, heredero de la inolvidable y también fundamental Sociedad de Fomento del Turismo, creada en 1910 por el cronista oficial Carlos Navarro Ruiz, con la que tantas iniciativas y actividades compartió el Rotary Club de Las Palmas en su primera etapa entre 1933 y 1936, pues compartieron miembros fundamentales para una y otra entidad como los hermanos Néstor y Miguel Martín Fernández de la Torre.  

Como ejemplo de ese dinámico emprendimiento –diría que cuando hoy se habla de un concepto de “emprendeduría” empresarial, económica, (aunque lo correcto sería decir, insisto, “emprendimiento”, pero quienes no saben terminan imponiendo incorrecciones), sería fundamental también hablar de “emprendieduría cívica”, que tiene  en estas instituciones históricas un ejemplo y un precedente valiosísimo– se puede ver como ya la prensa insular de la época recogía algunas de las iniciativas propias de los rotarios o compartidas con otros organismos como el Sindicato de Iniciativas, como cuando el periódico La Provincia en la página 17 de su edición del 28 de junio de 1936, al referirse al fomento de la “preparación turística” de la ciudad, señalaba que si el “…»Sindicato de Iniciativas» tiene acordado la concesión de un premio extraordinario, de 250 pesetas, en diciembre del actual año, para la casa terrera situada en el trayecto entre el Puerto y Las Palmas, blanqueada, con cal, que más se destaque por su adorno con flores…”, también el «Rotary Club» tiene otro dispuesto de “…500 pesetas para la casa que reúna aquellas condiciones, situada entre el Puerto de la Luz  y Parque de San Telmo…”. Días después Diario de Las Palmas, en su edición del 7 de julio, destacaba, a propósito de lo que se había tratado en la Junta de Turismo del día anterior, que “…como el Rotary Club, Cabildo Insular, Ayuntamiento y Sindicato de Iniciativa han concedido premios para idéntico fin, se encomienda al Sr. Martin F. de la Torre la redacción de bases para la adjudicación de los mismos…”; de esta forma la presencia de Rotary, a través de sus miembros, se consolidaba en los más diversos e importantes ámbitos de la ciudad, y se hacía patente su compromiso, adoptado entre los principios aprobados en la vigésima sexta convención del Rotary International, de promover “…la aplicación del ideal de servicio por todos los rotarios en su vida privada, profesional y pública…”. 

Esa relevancia social e institucional ha acompañado al Rotary Club Las Palmas de Gran Canaria  desde su misma gestación, desde su misma presentación en sociedad, hace ya ochenta años, cuando fue recibido, en el inquieto, sugestivo y dinámico mundo asociativo insular como una nueva e importante aportación en esa tarea de emprendimiento cívico que la sociedad grancanaria afrontaba entonces, personalizada en figuras notabilísimas que hoy enriquecen el Partenón de personalidades isleñas ineludibles de las artes, la cultura, la ciencia, la política, la empresa ó el deporte.  

A modo de ejemplo, y es algo sabido, hay que subrayar como el promotor del Club sería el insigne arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre, a instancias de su hermano mayor Néstor, considerado uno de los más importantes artistas canarios del siglo XX, máximo representante del simbolismo español, junto a Diego Cambreleng Mesa, eminente abogado y Vicepresidente del Cabildo Insular de Gran Canaria en 1929 –antiguo colegial de la Residencia de Estudiantes, en Madrid, en una de sus épocas más significativas–, y el prestigioso colega de éste, Rafael Cabrera Suárez. Juntos habían desarrollado su inquietud rotaria desde mediados de 1933 hasta la ya mencionada  reunión organizativa del 9 de noviembre de 1933, que hoy conmemoramos solemne y entrañablemente en este Hotel Santa Catalina sede del club en la actualidad ubicada muy cerca del que fuera lugar habitual de reunión y celebraciones en aquellos primeros años, el desaparecido, pero de imborrable memoria, Hotel Metropol. Entre sus primeros miembros, y de verdad siento muchísimo no poder mencionarlos a todos, pues todos y cada uno de ellos merecería que hoy su nombre resonara entre las paredes de su Club, nos encontramos con personalidades como los empresarios Juan Domínguez Guedes, Manuel Ley y Gracia, Ia K. Park ó Walter Sauerman , al cirujano Emilio Ley y Gracia, al odontólogo Alejandro Ramírez Jiménez ó al psiquiatra Rafael O’Shanahan Bravo de Laguna, a altos cargos de la administración como Luis García Mauriño y Campuzano ó José del Rio Amor, ó al Ingeniero Director de Construcción de Puertos Leo F. Schereck. 

Como anécdota que vislumbra la trascendencia que a nivel internacional tenía ya entonces el ser miembro de un Club Rotario, como signo de respeto y relevancia social, se puede recordar que el mismo mes de noviembre de 1933, cuando se gestaba el Rotary Club Las Palmas de Gran Canaria, una información publicada en el vespertino local Diario de Las Palmas del día 20, al relatar los motivos por los que el “…gobernador de Nueva Gales del Sur, sir Philip Game, es, además de un buen gobernante, un hombre de excelente humor…”, y ofrecer un ejemplo de una de sus recientes humoradas, destacaba que había sido “…contada a sus amigos en el Rotary Club de aquella población…”  

Quizá sea la primera, o de las primeras referencias a Rotary que encontramos en la prensa grancanaria. Un ámbito periodístico que muy pronto, en junio del año siguiente, ya dará con enorme realce la información de los actos de recepción de la primera embajada rotaria que visita la isla y, como reseña textualmente Diario de Las Palmas, de la “…soberbia fiesta de constitución del «Rotary Club» en Las Palmas de Gran Canaria…”, en el transcurso de la cual recibe su Carta de Constitutiva, que lleva  nº 3.652 y lo acreditaba como miembro de Rotary desde el 12 de febrero de 1934, 29 años después de que lo fundara Paul Harris  en Chicago el 23 de febrero de 1905,  y más de 13 años después de la organización del Rotary Club de Madrid, el 22 de octubre de 1920, que fue el primero de la Europa continental, al tiempo que pasaba a ser el primero de los establecidos en las Islas Canarias. 

Si esta celebración, 80 años después, cuenta con la presencia de las más distinguidas personalidades locales, y del señor Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria en la presidencia,  también el Club contó con ellas el día de su presentación oficial en sociedad, el 20 de junio de 1934, como recoge la extensa información que ofrecieron los periódicos La Provincia y Diario de Las Palmas, los días 21 y 22 de junio respectivamente. Allí entonces, junto a la presidencia del acto que ostentaba el Sr. Gastalver, Gobernador del distrito nº 60 (España) y Decano del Colegio notarial de Sevilla, estuvieron el Alcalde D. Luis Fajardo Ferrer y D. Juan Ojeda Álvarez en representación del Cabildo Insular de Gran Canaria; y como recogía el periódico La Provincia, que señalaba como por “…falta material de tiempo no damos la lista completa de asistentes debido a su extensión y que ampliaremos en los detalles que mañana daremos sobre los diversos actos que en honor de los rotarios se celebrarán en diversos  sitios, incluyendo un almuerzo extraordinario que se verificará en el «Hotel Santa Brígida…«, también entre los comensales se encontraban personalidades rotarias foráneas como “…don Pelayo Quintero, Presidente de Bellas Artes de Cádiz y señora; don Domingo Mendizábal, Presidente de los Ferrocarriles M. Z. A., con su señora; don Urbano Blanes, Presidente de la U. Electricidad; don Mario Rubio Presidente Ingeniero de las Salinas (Cádiz); don Guiseppe B. Boldón; Presidente de la «Fiat Hispania»; don Marcelino Ibañez el fabricante más importante en España de tubos de acero, con su señora y don P. Martínez Arias, Presidente de la Patronal de Bilbao y su señora…” además de los ex – Gobernadores rotarios de España, señores Mendizábal y Rovisalta. 

Dos cuestiones a recordar de aquel evento y que hoy tienen también, de una u otra forma una réplica actual. De un lado los discursos que, como recogía Diario de Las Palmas, tuvieron lugar después del banquete cuando “…el presidente de los Rotarlos de Las Palmas don Rafael Cabrera Suárez pronunció un brillante discurso saludando a los expedicionarios y reponiendo el origen, objeto y trascendencia del acto de constitución del Club de Las Palmas…”, que, según recogía la información de La Provincia contestó “…con una breve alocución el señor Gastalbert, y dio las gracias en nombre del colegio de notarios de nuestra capital como decano de los mismos don Cayetano Ochoa…” y de otro el telegrama que como ya era costumbre se ponía al Sr. Presidente de la República para señalarle como: 

«Rotary Club de Las Palmas Canarias al recibir carta constitucional elevan a su excelencia Presidente República respetuoso saludo. Cabrera, Presidente«. 

Al mismo tiempo también se remitieron tres telegramas comunicando esta acta de constitución a los periódicos madrileños «A B C», «Ahora» y «El Sol».  

Una brillante jornada constitutiva con los compañeros rotarios venidos de la península que la prensa distinguió sobradamente convencida del importante futuro que aquella nueva entidad tendría en el seno de la sociedad grancanaria. Y no se equivocaron, pues poco después aparecerían nuevas y diversas informaciones sobre las actividades del Club en materia de turismo, de cultura o asistencial. En este sentido, por ser elocuente para percibir la importancia que Rotary Club Las Palmas de Gran Canaria tuvo enseguida, hay que recoger la información, a página completa, que el periódico La Provincia daba en la página 8 de su edición del 15 de septiembre de 1935, en relación con “Una obra humanitaria: la Institución Infantil del Puerto de la Luz. Nuevo y magnífico establecimiento benéfico cuyo fin primordial es amparar a la niñez”, según rezaba su titular, y en la que se incluía una foto de grupo con médicos y personal del centro junto a miembros del Rotary Club, a cuyo pie se leía: “Durante nuestra visita a la Guardería Infantil hizo acto de presencia en la misma el Rotary Club de Las Palmas, integrado por personas de gran solvencia moral y material… La visita del Rotary Club será beneficiosa para la institución… 

Beneficiosa para la sociedad isleña ha sido y es la presencia de Rotary  Club en muy diversos ámbitos a través de su dos etapas en estos 80 años que han trascurrido desde ese nacimiento que ahora se conmemora más que justificadamente.  

Si resaltamos la personalidad de quienes integraron el Club, los principios inspiradores de su trabajo, la implantación en el seno de la sociedad grancanaria, la trascendencia de su actividad, en su primera etapa, es porque todo ello tuvo un reflejo fecundo en la segunda a partir de 1981, cuando la refundación del Rotary Club Las Palmas de Gran Canaria se gestiona de manera similar a la de otros clubes históricos españoles, al entrecruzarse iniciativas de antiguos rotarios españoles con las de rotarios españoles de clubes en el extranjero y rotarios extranjeros residentes en España o que visitan nuestro país con frecuencia; a lo que se suman las iniciativas oficiales de Rotary International, que designa representantes especiales para tratar de devolver a España a la familia rotaria. 

Un interesantísimo proceso que sabrá aunar en su devenir tradición y vanguardia con enorme creatividad, tanto que se deshace y se hace totalmente incierto  el clásico y manido aforismo de que “nunca segundas partes fueron buenas”, pues aquí no sólo ha sido buena, ha sido magnífica y lo será a lo largo de este siglo XXI que estamos aún comenzando a transitar.  

Un futuro, que ya ha comenzado hoy para este Club, ante el cual, y con tan importante pasado y precedentes muy a la mano, podría contemplarlos y definirlos perfectamente con los  conocidísimos versos de Bertolt Brecht al decir que si “hay hombres que luchan un día y son buenos”  también lo hay, como ellos,  “…quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles…”, pero prefiero imaginarlos a ellos mismos expresando su honda creencia en las enormes posibilidades de la ciudad que les acoge con los versos de uno sus máximos cantores, el poeta Tomás Morales, cuando la definen como:  

¡Solar populoso! 

Sobre tu industrioso 

fervor de fecundos fastos  materiales 

se informa mi cántico. 

Ciudad de los nuevos ritos comerciales, 

abierta a los cuatro puntos cardinales. 

¡Sobre el Mar Atlántico! 

 

Muchas gracias, feliz aniversario.” 

ROTARY CLUB LAS PALMAS DE GRAN CANARIA: 1933-2008

Hace unos años publicamos un libro titulado ROTARY CLUB LAS PALMAS DE GRAN CANARIA: 1933-2008.  Añadimos ahora en nuestra página de internet una breve reseña de nuestra historia de los últimos años.  

Contribuimos así a dotar de una más completa “pequeña historia” de nuestro Rotary decano entre los clubs de las Islas Canarias. 

Es bueno que la sociedad isleña en Canarias y todo el mundo conozca mejor qué es Rotary y nuestro Club de Las Palmas de Gran Canaria. Esta publicación, sin duda será ocasión de acercamiento de muchas personas a nuestra labor de servicio a la sociedad. También, de seguro, estimulará las posibilidades de contribución económica a los distintos proyectos que nuestro Club acomete todos los años en  Gran Canaria, en otras Islas y fuera de España.  

Son tantos los lugares y proyectos donde contribuir… Por ejemplo a la erradicación de la polio, la construcción de un pozo de agua…, la facilitación de microcréditos…, el intercambio de estudiantes que visiten nuestra Isla y de Gran Canaria que puedan ir a EE UU, Inglaterra, Alemania, etc. contribuyendo a su mejora académica y a la apertura de sus horizontes culturales… Es ingente la labor que tenemos por delante que acometemos con la ilusión de “ayudar”, porque ayudando a otros nos ayudamos a nosotros mismos. 

Ha sido un propósito de los últimos años y de varios de los presidentes de Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria que se produzca una mayor profundización en el conocimiento de Rotary. Por ejemplo en el año rotario 2018-19 se hizo un esfuerzo más singular para que la sociedad conozca mejor la historia de nuestro Club –y con esta página web lo vamos a lograr con toda seguridad– así como celebrarlo, tal y como hicimos el pasado 23 de noviembre de 2018 para conmemorar el 85 aniversario de la fundación del club , celebrado en noviembre del año anterior internamente entre los socios y luego en 2019  en la cena de gala celebrada en nuestra entonces sede provisional –por obras del Hotel Santa Catalina—en el Hotel Reina Isabel de Las Palmas de Gran Canaria.